sábado, 19 de abril de 2014


KALONIKO-NYKUR
                            (UN POCO DE TODO)

                                  E R R O R E S
                                     por Nykur

Hay infinidad de razones por las que podemos cometer un error, pero, como analista, comprimiré todas ellas en tres:

º Por conveniencia propia - 90%
º Por miedo - 9%
º Por ignorancia – 1%

Si analiza usted cada uno de sus errores, se dará cuenta que, en una u otra forma, lo guían a cualquiera de estas tres razones. No he definido aún si fue la conveniencia propia quien parió al egoísmo y la ambición, o al revés. Si el miedo nos lo graban por tantas amenazas veladas o directas que recibimos desde que nacemos hasta la fecha, y si les conviene que seamos ignorantes para mover el rebaño con mayor facilidad.

Lo cierto es que cada vez que cometemos  un error, decimos automáticamente: “ ¡Es la última vez!“.

¿Tenemos un tope o contador de errores máximo en nuestra vida? Pues, fíjese que no, lo que significa que puede estar en su lecho de muerte cometiendo uno más, pleno de ignorancia confiado en que quien tiene junto a usted, le hará caso. La gente cambia como lo hacen los días y, como dicen los que gustan de repetir las frases que otros escriben: “Todo lo que tú no hagas, está mal hecho“.

Ya sé lo que está pensando, que todavía no le he dicho nada que le sirva, aunque sea un poco, antes de posiblemente cometer un error. Está bien, aquí le va: cuando no esté seguro de qué sendero tomar ante los que tiene frente a usted, primero no se haga caso de nadie pero escúchelos, segundo, véase en el futuro en cada una de las posibilidades que puede tomar, y tercero y si puede, consulte con la almohada: es casi seguro que al despertar, con toda la información ya procesada que dio a su mente y jamás anteponiendo su conveniencia propia ni el miedo, tenga clara la respuesta en todo su interior. Recuerde siempre que la vida es bella, pero los humanos la complicamos.

                          
                      UNA POESIA,  de Nykur

              Sabrás amar las hojas del otoño
     sentada en cualquier banco del paseo,
     sabrás reír en tardes abrileñas
     y llorar con las nieves del invierno.
     Sabrás acariciar las florecillas
     que crecen a los lados del sendero,
     sabrás, quizás, besar labios extraños
     y sabrás olvidar el amor muerto.
     Sabrás todo eso y más y, sin embargo,
     nunca sabrás lo mucho que te quiero.

     Y un día, en el vagar que nos impele,
     aprenderás la duda y el silencio
     y sabrás acordarte de plegarias
     que tenías olvidadas con el tiempo.
     Sabrás todo eso y más. Sabrás que un día
     una mortaja cubrirá tu cuerpo,
     que las tardes de sol son fugitivas
     y sabrás cómo beben los sedientos.
     Todo esto y más sabrás y, sin embargo,  
     nunca sabrás lo mucho que te quiero.
    

      EL PROGRAMA PERFECTO

                                            Kalóniko

Muchos piensan que la salud es lo más valioso que tiene el
ser humano. Otros afirman que su dinero, pues con él  pueden
lograr salud y felicidad. Algunos creen que, por medio 
de reencarnaciones, adquirirán la perfección, mientras que
muchos culpan al llamado karma de todas sus desgracias,
aceptando resignados.

Muy pocos en el planeta reconocen el valor del conocimiento,
que no es sino la palabra mágica que desapareció del
diccionario de la humanidad para su propia decadencia,
cuando se trata nada menos que del programa básico de
software. El conocimiento nos conduce, desde antes de
nacer, hacia la forma completa y perfecta de la vida.
Nada en el cosmos se mueve si no es por este conocimiento
y la sabiduría que lleva con él. Tal vez  un Ser Supremo creó
un Todo perfecto, sin exclusiones de ninguna especie.
De ser verdad, al ser humano sí lo desarrolló entonces
perfecto y le dio además un don, llamado libertad.

El conocimiento vino a ser para el humano el programa de
software perfecto en beneficio del usuario, y al estar ya
completo nació y se reprodujo. Tenía, pues, la facultad 
para ser feliz, gozar de la paz, armonizar con la naturaleza y
convivir con sus congéneres y animales. Podía experimentar
el amor, la sensación creativa que producen atardeceres y
amaneceres lo sensibilizaban para sentirse parte del cosmos,
las flores lo hacían dichoso porque su aroma y belleza así
lo transmitían. Ninguna ola de mar era igual a la que precedía,
por lo que su observación lo llevó a ser parte de la
naturaleza siempre cambiante, nunca perecedera. Todo el
cosmos, cualquier existencia, se movía gracias al Programa
Perfecto de Software depositado. Todo menos el humano,
quien gozando del conocimiento no se conformó hasta
buscar la libertad absoluta que su Creador le había otorgado
hasta llegar a juzgarlo, alterando rutinas precisas del
programa que podían causar el fracaso del Sistema. Lo
primero que apareció en su mesa de trabajo fueron puntos
de rescate, como: Ambición, Envidia, Avaricia, Lujuria y
otros, sin contar que sus mismos descendientes siguieron
enfrascados en el diagrama con cambios peligrosos al
Software hasta lograr la Violencia, la Corrupción, Anarquía
y al final Maldad generalizada.

Fueron tantas las alteraciones, que terminó por crear un
auto-virus para su propia destrucción y las enfermedades
se desbocaron perdiendo de pronto la dirección original
en memoria para el reinicio del Programa: se fue la Salud,
ignoró cómo ser Feliz y se borró el sector de la Paz. Y en
un despliegue de pantalla tenebroso, apareció entonces la
Muerte. Poco a poco fue perdiendo la memoria del
conocimiento original perfecto, no pudiendo ahora
conseguir su Salud con el simple pensamiento,
porque su paquete de proceso fue alterado definitivamente.
Ya no siente su Armonía, ni la Creatividad, o le cuesta mucho
trabajo con algún parche que se borra de inmediato. La
Prosperidad, el Amor y el Agradecimiento se han convertido
en paquetes adicionales muy costosos que nadie quiere
comprar. En fin, dejó de tener acceso al Programa Perfecto,
para seguir con el laberinto de rutinas lógicas del Programa
de la Destrucción.

¿Qué hacer entonces?  ¿dónde quedó el paquete original?
¿tendremos que llamar a las puertas del Creador para
conseguirlo, o algún ignorante de los que se sienten sabios
y  perfectos puede programar algo que sea igual o mejor? 
¡no lo creo! Siento que todos unidos debemos buscar
desesperadamente ese paquete perfecto para, con la
misma desesperación, recargar de nuevo a casi la totalidad
de seres humanos, pues corremos el riesgo de perder
para siempre nuestro Software Original.


    PENSAMIENTOS DE LA SEMANA,  de Nykur

“Es preferible tener un solo amigo inteligente que veinte
amigos tontos“.
“La persona que más sufre es quien espera algo positivo
de los demás“.


      ¿CUÁNTOS CABALLOS TIENE USTED?

En la antigua Roma se consideraba rico a quien poseía
al menos un caballo y además era miembro de la Orden
Ecuestre. Aquellos que poseían caballos tuvieron, además,
que adoptar la “moda bárbara“ de los pantalones. Les
llegó de Esparta el perizoma, consistente en calzones muy
estrechos y cortos que, después de analizar, los vistieron
al darse cuenta que protegían de rozaduras. En el presente,
poseer 525 caballos o más (HP) en un Rolls Royce o
cualquiera de alta gama, también es signo de riqueza.
Por fortuna, los que conducen tales autos no necesitan
adoptar determinado tipo de vestuario.

                                                               Kalóniko

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